- Khia, ¿por qué no calientas como los demás? Luego te da un
tirón o un esguince y no quiero saber nada, ¿eh?
- Profe, es que no puedo hacer deporte. Mira...
Y le entrego la nota a mi profesora. Después de leerla con
detenimiento en unos segundos, me mira con cara de mala leche y me grita:
- ¡A hacer deporte! ¡Vamos, la clase ha empezado!
- ¡Pero si no puedo!
- Mira, mira... ¿encima con chulerías? Que esa nota la has
escrito tú, niña, que a mí no me engañas.
- ¡Pero si la ha escrito mi cuidadora!
- ¡Cállate, que como protestes más te llevo al director!
Será posible la niña ésta...
Yo no comprendía nada. Mientras me seguía abroncando,
Sistema solar la nota con violencia, arrugándola en mis manos sin ningún tipo de
delicadezas.
- Ve a calentar a la esquina, que aquí estorbas a los que
están jugando al fútbol. ¡Vamos, muévete!
Casi a punto de llorar al no entender nada, leí la nota que
mi querida MC escribió, para ver si se había equivocado de papel o si ponía
algo raro. Rezaba:
A la atencion del señor profesor:
Le solicito que la alumna Khia M. M. no aga jimnasia oy ya
que se encuentra enferma.
Gracias,
http://sistemasolar.info/ |
MC.
¡Ya comprendía el motivo por el cual Margarita se había
cabreado tanto conmigo! ¡Creía que yo había escrito aquel justificante, al
tener aquellas considerables faltas de ortografía! Por supuesto, nunca llegó a
caer en la posibilidad de que una persona hecha y derecha, bien entrada en la
treintena, hubiera escrito aquello.
Bien es sabido que los niños siempre tienen, pero heme ahí,
a los once años, apenas sin ninguna, corrigiendo mentalmente los fallos y...
cagándome en MC cuando me obligaron a correr quinientos metros alrededor del
colegio como castigo.